Según
el autor Walter Riso[1]
Existe una diferencia entre amar y apego.
Donde el segundo concepto se define como una necesidad de estar en relación, desde una visión no saludable.
Comparado con una droga, que uno cree tomar desde la libertad y el amor, pero
es todo lo contrario.
La dependencia afectiva a largo plazo
genera sufrimiento o depresión.
Bajo el disfraz de un amor romántico y de
entrega total, la persona que vive en apego va desapareciendo, se despersonaliza,
hasta convertirse en una extensión del ser amado. Y cuando empiezan a darse
cuenta que el sufrimiento es mayor que el placer, se autojustifican con
pensamientos del tipo “no me querrá nadie como él” Se dicen frases del tipo “mi existencia
no tiene sentido sin ella”, “él lo es todo para mí”, “le necesito”.
Los motivos
para que una persona “necesite“ estar con otra
son diversos, como miedo a la soledad, sensación de seguridad, miedo
a la pérdida, al abandono, bajos umbrales para el sufrimiento, baja autoestima, problemas de
autoconcepto, creencias morales muy rígidas
(“no es correcto separarme”) , pero en
esencia es no relacionarse desde la autonomía, donde son igual de importantes y
respetadas las normas o reglas , los
demás (el otro de la pareja) y uno
mismo.
Para que una relación sea sana y funcione
bien, es necesario tener en cuenta tres variables, que han de ser igual de
importantes:
YO:
El quererse y cuidarse uno mismo.
Teniendo el propio espacio para seguir desarrollándose como persona, tener un
ocio, unos intereses, unos proyectos…. En definitiva un espacio propio que
ayuda a sentirse bien con uno mismo. Que uno pueda seguir teniendo su propio
significado, estando o no en la pareja.
TÚ:
Respetar y valorar el espacio del otro como ser autónomo. Para que también pueda crecer en su
desarrollo personal.
NOSOTROS:
Es el espacio compartido. Los proyectos comunes, espacio de ocio, de intimidad,
compartido y negociado.
La idea sería “amar no es anularse, sino crecer a dos”
Para poder evitar “caer en una relación de
apego”, se pueden reducir a; Siempre buscar
explorar (aunque desde el respeto): investigar,
ampliar conocimientos y nuevas fuentes de placer. Para poder querer
muchas cosas a la vez (el arte, viajar, estudiar, deportes, amigos…) Para
adquirir recursos uno mismo, percibirse en positivo y aceptar y respetar la soledad.
Las señales o pistas que pueden indicar un
estado de dependencia o apego:
- No
recibir amor y excusarlo de todas las maneras posibles
- Intentar
no darle importancia a los defectos de la pareja o minimizar lo que está
pasando
- Aunque haya ruptura autoengañarse con pensamiento (como “volverá, aun me quiere”; “se dará cuenta de lo que ha dejado”), conductas (hacer cosas para intentar volver a conquistarle). No aceptar la pérdida como algo definitivo (“lo olvidaré poco a poco”, “seremos amigos” …)
Imagina que eres
una botella, y te sientes vacía. SI tu única fuente de “llenado” es tu pareja
(“Él me llena”; me siento completo con ella”…) crea la necesidad y la dependencia de estar con esa persona,
además de darle al otro miembro de la relación un gran poder.
¿Cómo hacer para evitar
esto?, buscando muchas fuentes de entrada (nunca mejor dicho). Si me lleno con
mis amigos, mi ocio, mi pareja, mi trabajo, mis proyectos, mi familia…. Y si
además tengo un surtidor interno, que podría ser sentirme bien conmigo mismo y
con mi compañía. Siempre me sentiré lleno, completo y si por desgracia o por
elección una de las entradas desaparece, se sentirá la perdida (puede haber
dolor) pero seguiré entero/a, seguiré sintiendo que valgo, que puedo y que me
recompondr
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