5 de nov. 2014

Cuando a un niño se le hace invisible



El otro día vi una escena de una película donde se ve claramente el poder que puede tener ignorar a un niño. Es de la película "La familia". Del director Ettore Scola, 1987.

 El tío propone un juego al niño, el pequeño Paulino acepta. Y a partir de aquí la “gracia” del juego es ignorar al niño, hacer ver que es invisible, y que el adulto hace ver que lo busca por la habitación llamándolo. El menor va detrás del adulto insistiendo “¡que estoy aquí!”, pero a medida que se va repitiendo la “broma”, él cada vez está más angustiado, esperando que alguien le vea, pero como todos los mayores siguen la dinámica de ignorarlo, el desespero de Paulino va en aumento y se pone a llorar. En este punto los mayores aun no le hacen caso. Cuando se tira al suelo a berrear, su padre se despierta de la siesta, y por fin, alguien va a consolarlo. Y el tío aun pregunta “¿qué le ocurre?”, no se ha enterado que el menor no había entendido el “inocente juego” y además que lo estaba pasando mal con él. Hay otro detalle que puede pasar desapercibido, y es la forma como consuela el padre al niño le dice “NO llores más, ya pasó todo”. Éste es un estilo que se utiliza bastante a menudo, la no validación de la emoción que le está surgiendo al menor. Se cree de forma extensa que minimizar el dolor hace que desaparezca. Pero para la persona que está llorando, que lo está pasando mal, lo que necesita es consuelo, es apoyo, es que le pongan palabras a lo que le pasa, que simplemente le abracen.




 Una de las conductas que pueden ser muy negativas para el buen desarrollo de un niño es sentirse invisible, ignorado por sus seres queridos. Esto puede afectar en su propia percepción, y valoración. Como el efecto puede ser tan grave los menores tienen un mecanismo de defensa que les puede ser útil (y digo útil y no adecuado o más sano) y es tener conductas negativas, como violencia, destructivas, 





Quiero añadir otra escena en la que se Ejemplifica cómo los adultos podemos invalidar a los menores, hacerlos invisibles, los cuales se pueden sentir frustrados ignorados, tristes, enfadados... Aunque siempre argumentaremos que teníamos una excusa para ello (lo nuestro siempre es importante y urgente). Uno de los efectos catastróficos de esta actitud de los adultos, es la valoración que se hacen los propios niños de ellos mismos; Se pueden sentir poca cosa, no valiosos, inferiores a los demás.