Una
pareja me explicaba que el otro día estuvieron discutiendo. Y se dejaron de
hablar durante un rato, y lo paradójico
es que esto sucedió durante una relación sexual (que no acabó en tal)
Cuando
les pregunté por los detalles, cada uno culpaba al otro que no estaba haciendo
nada para mejorar la relación, que el otro /a de forma consciente le hizo daño, en rasgos generales me
explicaron que el “otro/a fue un desconsiderado/a, un/a egoísta, se burló de él. Siempre va a su
ritmo…” Había enfado y resentimiento en el ambiente.
En
este punto le pedí que explicaran cada uno de ellos la escena, pero en primera
persona, y que entraran en los detalles de cómo se habían sentido, y que
estaban pensado. El otro miembro de la
pareja tenía ahora el rol de escuchar, posteriormente cambiarían sus turnos.
Ella
empezó diciendo que estaban en la ducha juntos y ella quiso hacer un movimiento
de acercarse a él para tener un rato de conexión, intimidad y sexo. Se puso de espaldas a él, se
acercó el máximo posible a su pecho y empezó a frotarse. Como en muchas otras ocasiones. Empezaron a
moverse, y percibió que él ya iba a penetrarla, pero ella pensó que necesitaba
más tiempo y quería jugar un rato más. Se giró de golpe, le cogió la mano y le
dijo que “tenía otras rutas para tocar”. Él retiro la mano. Ella se sintió rechazada,
ignorada. Se giró de espaldas muy enfadada.
Él
explicó que hacía días que tenía ganas de sentirse cerca de ella, y cuando ella
se acercó percibió que a ella le apetecía. Se excitó y se apretó contra su
amante, creyó que ella estaba muy excitada y acercó aun más su pene a su mujer,
para seguir jugando un rato más. Cuando
ella se giró de golpe, le cogió la mano, se la puso en el pecho y le dijo “te voy
a enseñar nuevas rutas”, le ofendió porque creyó que se estaba burlando de él.
Al girarse de espaldas su pareja, le puso una mano en la cintura para intentar
seguir conectados, pero ella no le devolvió el abrazo y le molestó.
Cuando
se escuchan las dos partes de una historia puedes ver que ambas son
responsables de la situación, que ninguno tiene la “razón” sino que cada uno se
mueve en sus interpretaciones (o malas interpretaciones) y siente según éstas,
por lo que su conducta va en coherencia.
Cuando ambos miembros de la pareja pudieron entender el significado de
la conducta del otro, y la emoción que motivó a ésta, pudieron ponerse en la
piel del otro, Desapareció el enfado y
fueron conscientes que cada uno hace lo que puede para conectar con la pareja y para cuidarse a
la vez.
Es
interesante que en diversos contextos las mujeres reaccionan y les afecta
ante la sensación y miedo al
rechazo y los hombres sienten miedo a la vergüenza, a no saber cumplir, a
fracasar. NO quiero decir que todos los
hombre so mujeres reacciones igual ante las mismas cosas. Como siempre va a
depender de su historia personal, de sus recursos, de sus aprendizajes….
Reflexión:
¡Cuántas
veces un intento de acercarse al otro/a acabo en una sensación de frustración y
decepción! Y muchas de ellas es por no
entender al otro.
Creo
que puede ser muy útil interiorizar que
tu interpretación no es la realidad. Vale más la pena y lleva a menores
discusiones preguntar al otro “¿qué quieres decir con esto?”
Otro
aspecto a tener en cuenta, es pensar que
tu pareja no es el enemigo, posiblemente
su conducta (sea más acertada o menos) pero es la forma que tiene para
“conectar” contigo, con sus recursos.
Otro
aspecto que puede ser útil en una discusión es hablar en primera persona, de
tus emociones y la conducta que no te ha gustado. Quizá sea más fácil llegar
a entenderse.
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