La combinación sexo y alcohol ha sido un tema de
conversación y debate en muchas mesas, en el despacho del médico o psicólogo,
pero donde se queda sin palabras es en la cama.
La mayoría de personas ha tomado una o varias copas en su
adolescencia y de más mayor también, esperando que “el puntillo” que le daba el
“cubata” le ayudase a iniciar una relación con otra persona o conseguir tener
relaciones sexuales.
¿por qué esa búsqueda?
Todos tenemos una mochila llena de recursos que nos ayudan a
resolver situaciones diversas en nuestro día a día, pero también tenemos en ésta
nuestras debilidades, dificultades.
Estos recursos o dificultades pueden ser la diferencia en
acabar la velada acompañado/a o solo. Ejemplo de estos:
·
Comunicación:
cómo iniciar o mantener conversaciones, fluidez al expresar lo que queremos
decir, humor….
·
Asertividad:
Capacidad de cuidarnos a nosotros y a la vez al otro. Es decir, tener en
cuenta nuestras necesidades, principios, valores… y hacerlos explícitos pero
teniendo en cuenta a la otra persona al hacerlo.
·
Los miedos
por ejemplo al fracaso o al rechazo pueden modular cómo nos
relacionamos con el otro/a.
·
Nuestros
valores o principios con los que nos
movemos por el mundo, lo que creemos correcto
o lo incorrecto, moral o inmoral, por ejemplo pensar “no es está bien coquetear
con una mujer mucho más mayor que yo”. Puede cortar mucho las alas de lo que
nos gustaría o querríamos (ya que en alguna ocasión “el deber” y el “placer” no
están cogidos de la mano).
·
Capacidad
de Control: Vivir bajo unas reglas rígidas, planificadas, ordenadas o dar
permiso al instinto, al dejarse llevar
puede provocar diferencias en nuestras conductas.
Todas estas “capacidades” las regula una parte de nuestro
cerebro que es la más compleja, la que nos hace “humanos” el neocortex.
Nuestro cerebro es como una cebolla, compuesto de capas. Que
van de las más profundas (que son las más primitivas) a las más complejas que
son la que están en la capa superficial.
LAS CAPAS:
Las más profundas
o antiguas son estructuras que compartimos con otros animales más “básicos”
como los reptiles; los instintos. Son los que facilitan la reacción rápida a un
estímulo (huir, pelear). Regula las funciones del organismo. Da poca opción a
prender, ya que todo ya está prefijado (comer, beber, reproducción…). En general
es el responsable de conservar la vida.
El segundo cerebro o capa se le llama sistema límbico, compartido también por los mamíferos.
Permite cambios como aprendizaje, memoria y expresar emociones.
El tercer cerebro.
El racional (neocortex) La capa superior. Permite anticipar, planear, hacer hipótesis,
resolver problemas, pensar, comunicación compleja, crear símbolos…
Cuando tomamos alcohol tiene un efecto “depresor” o que
adormece los centros superiores del cerebro, provocando una disminución del
temor, la culpa, de nuestra autoobservación, de nuestros juicios, de niveles de
estrés que aparecen ante el otro…. Esto provoca que nos sintamos más valientes,
más lanzados/as, más excitados/as ya que
no hay “nada dentro de nosotros” que nos detenga, por lo menos eso es lo que
creemos.
Pero, la gran contrapartida es que también inhiben otros aspectos
de nosotros mismos. Por ejemplo no somos conscientes que no hablamos de forma
coherente, que estamos siendo vulgares con el otro/a , quizá no veamos de forma
clara la negativa o los limites que nos pone
la otra persona, que nuestro
cuerpo no reacciona como queremos ni cuando queremos y disminuye el miedo a
contraer enfermedades de trasmisión sexual o quedarse (o dejar) embarazada .
(Además de muchos otros aspectos que aquí no tocaremos como
pérdida de memoria, dificultad de concentración….)
A nivel sexual LA
SOLUCIÓN SE CONVIERTE EN EL PROBLEMA.
Puede provocar una dificultad para la erección, para la excitación y para
llegar al orgasmo.
Y en las mujeres también aparece dificultad de lubricación,
excitación y de conseguir un orgasmo. Y si en una relación sexual aparece una
disfunción de la erección o dificultad
de lubricar en la mujer. Provocará una sensación de fracaso y mayor
ansiedad para la próxima relaciones sexual. Y la persona para solucionarlo
consumirá más alcohol para disminuir este miedo y volver a “lanzarse” a la
aventura. Y ahí tienes un bucle de nunca acabar ( o si acaba lo hace mal)
A largo plazo si hay un alcoholismo crónico hay una gran disminución del deseo sexual,
además de dificultad en la acción sexual
En Radio SANT FELIU (105.3 FM), ( www.santfeliu.cat/radio ) colaboré , en el programa el MIRALL que se emitió el 30 de enero de 2013 sobre esta temática.
Si quieres escuchar la entrevista:
(esta emisión es en catalán):
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