30 de gen. 2013

HAY PAREJAS QUE NO FUNCIONAN Y UNA DE ELLAS ES EL ALCOHOL Y EL SEXO



La combinación sexo y alcohol ha sido un tema de conversación y debate en muchas mesas, en el despacho del médico o psicólogo, pero donde se queda sin palabras es en la cama.
La mayoría de personas ha tomado una o varias copas en su adolescencia y de más mayor también, esperando que “el puntillo” que le daba el “cubata” le ayudase a iniciar una relación con otra persona o conseguir tener relaciones sexuales. 

¿por qué esa búsqueda?
Todos tenemos una mochila llena de recursos que nos ayudan a resolver situaciones diversas en nuestro día a día, pero también tenemos en ésta nuestras debilidades, dificultades.
Estos recursos o dificultades pueden ser la diferencia en acabar la velada acompañado/a o solo. Ejemplo de estos:
·         Comunicación: cómo iniciar o mantener conversaciones, fluidez al expresar lo que queremos decir, humor….
·         Asertividad: Capacidad de cuidarnos a nosotros y a la vez al otro. Es decir, tener en cuenta nuestras necesidades, principios, valores… y hacerlos explícitos pero teniendo en cuenta a la otra persona al hacerlo.
·         Los miedos por ejemplo al fracaso o  al rechazo pueden modular cómo nos relacionamos con el otro/a.
·         Nuestros valores  o principios con los que nos movemos por el mundo,  lo que creemos correcto o lo incorrecto, moral o inmoral, por ejemplo pensar “no es está bien coquetear con una mujer mucho más mayor que yo”. Puede cortar mucho las alas de lo que nos gustaría o querríamos (ya que en alguna ocasión “el deber” y el “placer” no están cogidos de la mano).
·         Capacidad de Control: Vivir bajo unas reglas rígidas, planificadas, ordenadas o dar permiso al instinto, al dejarse llevar  puede provocar diferencias en nuestras conductas.



Todas estas “capacidades” las regula una parte de nuestro cerebro que es la más compleja, la que nos hace “humanos” el neocortex.
Nuestro cerebro es como una cebolla, compuesto de capas. Que van de las más profundas (que son las más primitivas) a las más complejas que son la que están en la capa superficial.


LAS CAPAS:
Las más profundas o antiguas son estructuras que compartimos con otros animales más “básicos” como los reptiles; los instintos. Son los que facilitan la reacción rápida a un estímulo (huir, pelear). Regula las funciones del organismo. Da poca opción a prender, ya que todo ya está prefijado (comer, beber, reproducción…). En general es el responsable de conservar la vida.
 
El segundo cerebro o capa se le llama sistema límbico, compartido también por los mamíferos. Permite cambios como aprendizaje, memoria y expresar emociones.

El tercer cerebro. El racional (neocortex) La capa superior. Permite anticipar, planear, hacer hipótesis, resolver problemas, pensar, comunicación compleja, crear símbolos…




Cuando tomamos alcohol tiene un efecto “depresor” o que adormece los centros superiores del cerebro, provocando una disminución del temor, la culpa, de nuestra autoobservación, de nuestros juicios, de niveles de estrés que aparecen ante el otro…. Esto provoca que nos sintamos más valientes, más lanzados/as, más excitados/as  ya que no hay “nada dentro de nosotros” que nos detenga, por lo menos eso es lo que creemos.

Pero, la gran contrapartida es que también inhiben otros aspectos de nosotros mismos. Por ejemplo no somos conscientes que no hablamos de forma coherente, que estamos siendo vulgares con el otro/a , quizá no veamos de forma clara la negativa o los limites que nos pone  la otra persona,  que nuestro cuerpo no reacciona como queremos ni cuando queremos y disminuye el miedo a contraer enfermedades de trasmisión sexual o quedarse (o dejar)  embarazada .
(Además de muchos otros aspectos que aquí no tocaremos como pérdida de memoria, dificultad de concentración….)

A nivel sexual  LA SOLUCIÓN SE CONVIERTE EN EL PROBLEMA.

Puede provocar una dificultad  para la erección, para la excitación y para llegar al orgasmo.
Y en las mujeres también aparece dificultad de lubricación, excitación y de conseguir un orgasmo. Y si en una relación sexual aparece una disfunción de la erección o dificultad de lubricar en la mujer. Provocará una sensación de fracaso y mayor ansiedad para la próxima relaciones sexual. Y la persona para solucionarlo consumirá más alcohol para disminuir este miedo y volver a “lanzarse” a la aventura. Y ahí tienes un bucle de nunca acabar ( o si acaba lo hace mal)

A largo plazo si hay un alcoholismo crónico  hay una gran disminución del deseo sexual, además de dificultad en la acción sexual


En Radio SANT FELIU (105.3 FM), ( www.santfeliu.cat/radio ) colaboré , en el programa el MIRALL que se emitió el 30 de enero  de 2013 sobre esta temática.

Si quieres escuchar la entrevista:
(esta emisión es en catalán):