Durante mucho tiempo la familia fue considerada solamente como fuente de problemas no resueltos de los pacientes y no como recurso importante para las terapias individuales y de pareja. Volcar a las familias a favor del proceso terapéutico y no en contra, es un modo eficaz para disolver el “pulso” nefasto que se crea entre el terapeuta y las familias de origen cuando desconocen lo que sucede en el proceso terapéutico de sus familiares.
Este aspecto, fundamental para entender los fracasos terapéuticos, los drop-outs y las impases terapéuticas cuando no se toman en consideración las lealtades invisibles de la familia (boszormenyi-nagy) puede ser obviado haciendo intervenir a los familiares, sobre todo en las fases iniciales de la terapia individual y de pareja. Estos serán invitados como testigos (no como pacientes) de la vida y de los problemas de sus familiares para contribuir a la verdadera diferenciación que se consigue dentro de la familia y no contra.
Por parte de los pacientes, el excesivo uso de racionalizaciones no hace más que alimentar una distancia emocional que agrava la incomprensión de las respectivas posiciones, esterilizando sesiones que podrían desbloquear impases terapéuticas. Por parte del terapeuta, un abordaje demasiado cognitivo puede contribuir a paralizar aún más la situación estancada que no encuentra una resolución emotiva que transforme el clima emocional. Introducir ejercicios experienciales en el “momento justo” puede dar nuevas posibilidades al encuentro terapéutico.
Este aspecto, fundamental para entender los fracasos terapéuticos, los drop-outs y las impases terapéuticas cuando no se toman en consideración las lealtades invisibles de la familia (boszormenyi-nagy) puede ser obviado haciendo intervenir a los familiares, sobre todo en las fases iniciales de la terapia individual y de pareja. Estos serán invitados como testigos (no como pacientes) de la vida y de los problemas de sus familiares para contribuir a la verdadera diferenciación que se consigue dentro de la familia y no contra.
Por parte de los pacientes, el excesivo uso de racionalizaciones no hace más que alimentar una distancia emocional que agrava la incomprensión de las respectivas posiciones, esterilizando sesiones que podrían desbloquear impases terapéuticas. Por parte del terapeuta, un abordaje demasiado cognitivo puede contribuir a paralizar aún más la situación estancada que no encuentra una resolución emotiva que transforme el clima emocional. Introducir ejercicios experienciales en el “momento justo” puede dar nuevas posibilidades al encuentro terapéutico.
A quién va dirigido
Este Seminario se dirige exclusivamente a psicólogos/as y médicos.
Este Seminario se dirige exclusivamente a psicólogos/as y médicos.
Programa
El Dr. Canevaro ejemplificará su enfoque trabajando sobre un vídeo con la consulta de un entero sistema trigeneracional en un caso gravísimo de duelo por la pérdida del único hijo adolescente de una joven pareja. La convocatoria de las familias de origen fue una decisión muy importante para utilizar los recursos del sistema trigeneracional como contribución decisiva para enfrentar la situación.
El Dr. Canevaro ejemplificará su enfoque trabajando sobre un vídeo con la consulta de un entero sistema trigeneracional en un caso gravísimo de duelo por la pérdida del único hijo adolescente de una joven pareja. La convocatoria de las familias de origen fue una decisión muy importante para utilizar los recursos del sistema trigeneracional como contribución decisiva para enfrentar la situación.
Médico psicoterapeuta, ejerció 25 años en Buenos Aires donde contribuyó a la institucionalización de la terapia familiar: fundó en 1978 Terapia Familiar, la primera revista de la especialidad en lengua española y fue el First-President de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar.
Precio: 90€.
Con la colaboración de:
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada