12 d’ag. 2014

incontinencia emocional

Hace un tiempo la conducta de una mujer llamó mi atención. Era una mujer que rondaba los 70 años, esperaba en el autobús como yo. Ella estaba sentada y yo de pie a una distancia óptima para verla y escucharla.

Sin que hubiera nadie a su lado, se le iba escuchando haciendo pequeños comentarios del calor, del tiempo que tardaba el autobús ... En ese momento otra mujer se le sentó al lado. La primera, automáticamente comenzó a explicarle sus listado de dolores físicos, que iba al médico, que todo el mundo le decía que si adelgazase estaría mejor, y podría caminar más fácilmente. La nueva compañera  la miraba, afirmaba y le hacía educadamente algún comentario.
 
En ese momento llegó el autobús. YO subí de las primeras y me quedé al principio de éste. Miraba hacia la ventana pero mis oídos seguían escuchando como la señora mientras subía iba hablando, "no había parado de vomitar palabras", mi sorpresa llegó cuando la miré y estaba "hablando" con otra mujer que estaba sentada en el autobús la otra mujer que había compartido asiento en la parada había recorrido toda la longitud de este transporte para sentarse lo mas lejos posible (¿casualidad?).

La que ahora escuchaba en silencio era otro "receptor", pero la mujer de 70 años que seguía hablando no había llegado a hacer ni una pausa en su "diálogo" (quería decir monólogo !!). No le importaba el "contenedor".

Hay personas que son incontinentes emocionales, necesitan hablar, quejarse de lo que les pasa, de sus desgracias. Y como siempre digo, "todo tiene un sentido y un significado" y si entráramos en su mundo interno entenderíamos por qué y para qué lo hace.
Todo el mundo tiene en algún momento necesidad de explicar lo que le pasa, pero es importante tener en cuenta a quien le podemos explicar; ya que, tal vez esa persona no puede escuchar, o no le interesa, o no es el momento.

Hay dos reflexiones a hacer al respecto;
Es necesario buscar un receptor apropiado cuando necesitamos contar nuestras emociones sino se nos puede volver en contra; que no nos escuchen, que nos critiquen, que nos miren mal, que te den consejos que no sirvan, que nos eviten ...
 
Vomitar por vomitar lo que nos pasa, se puede convertir sólo en queja, y ésta no provoca cambios. Quizás mas útil es aprender a gestionar nuestras emociones o hacer algo diferente de lo que estamos haciendo para encontrar resultados diferentes.


NOTA: Cuando bajé del autobús todavía continuaba explicando su vida en alto, pero estos vez no tenía a nadie al lado.