El otro día vi caer
de cabeza a un niño de su bicicleta. Yo me asusté y quise
correr velozmente para socorrerle, pero en el primer paso noté como si alguien
me hubiera dado una pedrada en el gemelo. Y seguidamente un dolor impresionante
que me impidió caminar. ¿Diagnóstico?
Rotura fibrilar de gemelo.
Una semana después el traumatólogo confirma el diagnostico y
me comenta que posiblemente necesite cuatro semanas de recuperación. Lo
interesante es el diálogo que tuvimos
segundos después:
- -
Doctor: "Es necesario que no dejes el gemelo en
reposo absoluto ya que la musculatura se
puede atrofiar si no se usa. Y la recuperación podría ser más lenta y
necesitarias más tiempo de rehabilitación"
- -
Yo: "¿Qué movimientos puedo hacer?"
-
-Dr. : "¡NO lo se! La pregunta se la has de hacer
a tu cuerpo. Si te duele es que ese movimiento no te sirve o te has pasado con la intensidad. NO lo fuerces y
deja que él te guie".
Nuestro cuerpo es muy sabio y constantemente nos envía
información de nuestro estado, y de lo
que necesita. Pero muchas veces no lo escuchamos. El dolor se convierte en una
forma de chillar que algo no funciona.
A veces estamos totalmente desconectados de esta parte de
nosotros tan importante. En terapia a veces propongo que la gente se haga “UN
ESCANER CORPORAL ” en diferentes momentos del día, Incluso sugiero que se
pongan una alarma para recordárselo, que no tiene porque pasar el minuto de
tiempo. El escáner consiste en prestar toda
la atención a las diferentes sensaciones y percepciones del cuerpo, empezando
por la cabeza, ojos, nariz, mandíbula, cuello… hasta llegar a los pies. Es
sorprendente la cantidad de cosas que la gente descubre con este sencillo
ejercicio. Por dar un ejemplo, una mujer comentaba que se había dado cuenta que
siempre llevaba el cinturón apretado y eso hacía que la musculatura del
estomago estuviera forzada.
Decido aliarme con el dolor para que mi cuerpo esté bien
pronto
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