El otro día un amigo, que le llamaremos Jordi, me explicó una experiencia que tuvo con su tío hospitalizado. Me hizo reflexionar, por lo que os la quiero trasmitir.
Un sábado como otros anteriores se fue a ver a su tío que estaba ingresado en el hospital en la unidad de curas paliativas. Se lo quedó mirando en el umbral de la puerta y sin que éste lo viera, lo estuvo observando durante unos segundos. No tenía el televisor encendido ni música de fondo, lo percibió más delgado y demacrado que en otros momentos, y con la mirada que se perdía por la ventana. Se entristeció pero lo único que demostró fue una sonrisa y un energético -“buenos días”-.
Después de una conversación cordial y agradable su tío le planteó una cuestión; -“¿tú sabes cuánto vive una hormiga?” – Jordi sorprendido ante una pregunta tan extraña y fuera de contexto sólo supo pronunciar un monosílabo ;-“no”-. Y rápidamente cambió de tema al sentirse incomodo ante una pregunta incoherente en esa situación y con una persona que él siempre la había considerado cuerda, inteligente y coherente. Y ni profesional ni personalmente tenía relación con ese tipo de insecto.
Se fue triste de esa visita, pensando que empezaba a perder el juicio. ¿Cómo era posible que en su estado de salud y con la cantidad de cosas que podría estar pensando y reflexionando planteara esa tonta cuestión?.
Cuando llegó a su casa, como su curiosidad le caracteriza, se puso a investigar por internet para saber por la vida de las hormigas.
Cuando le fue a ver en la siguiente visita, con un poco de duda de si hacia bien en seguirle la corriente en su “locura” sacó el tema y le explicó a su tío todo lo que había descubierto sobre ese insecto.
Su familiar afirmó con una tranquila sonrisa y empezó a explicarle que en esa habitación y en su estado, el único punto de interés era una ventana que aunque no viera la calle le ayudaba a pasar las horas. Unas semanas atrás empezó a ver a una hormiga que subía por el marco exterior de la ventana y después de un rato volvía a bajar, a veces iba rápida, otras veces trasportando objetos, otras se paraba en cada momento….. Después de observarla durante un tiempo empezó a pensar que siempre era la misma hormiga, por algún detalle que la caracterizaba, incluso le pensó un nombre. Cada día esperaba su aparición. En una de esas esperas le surgió la duda sobre la longevidad de ese pequeño compañero. ¿Durante cuánto tiempo le estará acompañando, y haciendo que el tiempo pasara de forma diferente?
Jordi, cuando me lo explicaba me dijo que ese día se fue con una importante lección aprendida; todo lo que hacemos tiene un sentido y un significado. Y que no tiene que ser el mismo para todos, pero sí que es igual de respetable e importante.
¡¡¡Vaya lección!!!
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada